martes, junio 20, 2017

Bestiario XXX

LXXVII
Quién diría que los 30 serían como los 77. Irónico, en realidad, que los treinta sean los más imperfectos, o al menos los más dudosos de libertad.

LXXVIII
La peor duda no es la ajena, sino la propia. Como cuando se duda de lo que regresa el espejo, porque se cree que lo que ve no es lo que realmente debería verse. Sin embargo, eso en apariencia es lo que somos.

LXXIX
El problema es qué es lo que realmente somos. Lo que vemos y ven de nosotros, o lo que creemos que somos. Porque creer es una cosa, serlo y que así se perciba es otra, Al final, ¿Somos lo que creemos o lo que somos?

LXXX
Y no me refiero sólo a lo que usted, joven, está viendo de mí. O lo que no veía pero su corazón lo sentía. Sino a lo que soy. Es decir, al final, ¿dónde va todo lo hemos hecho o lo que hemos sido? Si todo muere, entonces ¿cómo saber con quién estamos hablando?

Diario de campo I

Siempre tengo iniciativas un tanto ambiciosas, pero discontinuas y por lo general se quedan a mitad de camino.

Anoche estaba pensando en que debería retomar uno de tantos proyectos inconclusos. En una ocasión pensé dedicarme a la crítica de las aplicaciones de celular. En realidad, sólo tenía curiosidad por conocer las aplicaciones de moda, para no sentirme desfasado.

Por ejemplo, cuando salió el famoso Snapchat tuve que instalarlo luego de leer varios artículos sobre cómo algunos medios de comunicación estaban utilizando la plataforma para difundir noticias en un nuevo formato, bla, bla, bla.

Cuando la instalé, me di cuenta que estaba completamente perdido. Y fue entonces donde pensé que alguien debería hacer una guía de Snapchat para gente de 30 años en adelante. Luego salieron varios artículos explicando justamente cómo usar Snapchat para nuestra generación y no morir en el intento.

Así que dejé de lado mi proyecto de criticar aplicaciones de celular. La verdad era un buen pasatiempo, pero no me motivó más allá.

También en una ocasión, pensé en recorrer todo San José (la pequeña ciudad donde vivo) probando empanadas de las soditas para hacer una breve crítica y encontrar la mejor empanada. Esa no es tan mala idea y sí la empecé. Sólo que nunca escribí la crítica porque no tenía mucho público favorable entre mis conocidos. Igual la retomaré en algún momento.

Pero bueno, anoche mientras hablaba con unos amigos, me surgió la curiosidad de...

(Si me preguntan hoy, no tengo ni idea de qué era lo que iba a escribir)

La llanura

Me he perdido. Caminé por el mismo trillo de regreso a casa pero algo parece haber cambiado. El aire está raro, las luces apagadas y un zumbido en los oídos me aturde.

Absorto en comprender porqué tengo este temblor en mis manos, camino durante horas. Caigo en cuenta de la hora y me hallo en algún lugar, muy oscuro y frío como para reconocerlo.

He seguido un hilo de pensamiento y he terminado aquí, en una llanura árida y vacía. Poca es la luz que cae de las estrellas, pero un color extraño toman las piedras, un color siniestro que nunca he visto.

Llamo con voz trémula por si alguien puede escucharme. Pero a pesar que siento una presencia sobre mi hombro nadie contesta.

Un violento golpe me arranca de la tierra, lo último que veo es la llanura de color extraño alejándose y mis brazos colgando por la violencia con que soy tirado hacia el aire. Pierdo la conciencia, no sé más de mí.

sábado, abril 29, 2017

Nocturno confuso

Estabas ahí. De blusa negra, un short de mezclilla. Hacía calor y aún así usabas una chalina que te combinaba con tus hombros desnudos.

Estabas con la  mirada traviesa, como quien buscaba al aire un sueño por crear.
Al rato, luego de 10 años de obstinada pasión, en los pasillos besabas a un tipo que no era yo. Ahí, obstaculizándonos el paso a todos, con una firmeza únicamente tuya.

Bebí me cerveza, un trago o dos y pregunté por tí, por tí pero en una forma extraña, como si no fueras tú; de hecho no lo eras, no lo eres, quizá nunca lo fuiste, pero preguntaba por tí como si nunca hubieras dejado de ser esa chiquilla que abarrotaba las mesas con tus ganas de girar lo manteles.
Luego te fuiste, como la que no eres hoy. Poco después atravesaste el salón, digna y decidida, pero te has arrepentido, como en otras ocasiones. Con tu chalina sobre los hombros.

Desde el extremo me sonríes sin verme, atraviesas el espacio sin preocuparte por el tiempo. Me sonríes y te vas. Dejo mi copa sin terminar, la aparto de mi mano, me levanto y camino. La puerta se abre como un laberinto de gente pero ahí estás, rodeada y radiante. Te miro y camino para alejarme, pero antes, tu pelo se acomoda a la instrucción de tu mano sobre la oreja y yo quedo silbando por una calle solitaria la melodía que ha rondado toda la tarde mi cabeza.

miércoles, enero 18, 2017

Duda biológica

-Ernesto, ¿Vos has pensado lo raro que somos como especie?
-¡Ay no! ¿De qué estás hablando, ya te dio otro de esos "accesos de estupidez"?
-No, no. Poneme atención. Es en serio. Mirá, pasamos todo el tiempo buscando una pareja. Alguien que esté al "alcance de la mano", cercana, a nuestro lado. Aunque en ocasiones esté igual de lejana que cualquier otra persona en el mundo, pensamos que está cerca. ¿Para qué la queremos cerca? ¿Qué nos hace necesitarla?
-Carlos, ¿Seriamente? ¿Qué haces con tu pareja?
-No, no me refiero a eso, que ya sé por donde vas. No me refiero a coger, o a charlar. Es decir, sí bueno, coger está bien. Charlar es como decir que uno busca a alguien para sentirse acompañado. Pero si ves bien, esta noche estamos solos, mi pareja, tu pareja y cientos de parejas más están en otras casas. Durmiendo solos, comiendo solos, bebiendo solos. Es decir, ¿para qué buscamos a alguien con desesperación si realmente terminamos solos?
A lo que me refiero es al momento último, al de la soledad pequeña, la íntima. La soledad en la que nuestros pasos son nuestros nada más. No me refiero al impulso de querer abalanzarse sobre alguien porque nos gusta demasiado. Me refiero a lo que está más allá de eso. Porque podemos abrazar con todas las fuerzas a otra persona, pero al final de la noche por más cercanos que estemos del otro, nuestro cuerpo es únicamente nuestro y ella estará ahí en la cama, pero eternamente lejana. Otro cuerpo aparte, diferente y ajeno. Un universo propio que poco tiene que ver con el nuestro.
Y aún cuando sea la pareja de decenas de años, no será más que otra persona, a veces cercana, a veces distante.
El impulso de llegar a ser parte de la vida de otra persona lo entiendo, o más bien, lo comprendo porque lo vivo a diario. Pero el porqué sentimos ese impulso es el mecanismo lo que no logro entender con precisión. Es decir, podría tener explicaciones sobre la naturaleza de las cosas, sobre los deseos biológicos y cómo nos condicionan. Pero más allá de eso, más allá de la biología es triste sentirse un ser atado a impulsos que nacen de las células, a impulsos meramente irracionales. Entonces, ¿Para qué gastamos nuestra vida entera buscando ser parte de otro? Y no es un pensamiento egoísta el que te estoy diciendo, es una duda pura si es que realmente existe algo que pueda llamarse así.
-Carlos, me perdí cuando decías lo de coger. Después de ahí, no entendí qué estabas diciendo.

Esa noche, apagué la luz con la sensación de tener algo frío dentro del pecho. Alguna de esas palabras me había dejado un sabor metálico en el paladar y una tristeza calada en los huesos.

lunes, diciembre 12, 2016

Espera

A veces creo que debería hacer algo, algo como qué es lo que no tengo idea.

Es decir, no es posible pasarse así el tiempo. Es como el gato, se sienta en la sala y me mira acechando.

No entiendo qué quiere, no entiendo qué piensa. Sólo se sienta y me mira en posición de acecho. Es entonces cuando pienso que él espera que haga algo.

Lo ignoro.

Aún así, se mantiene a la espera. Y esa espera va creciendo. Sale de él como una espiral gris, como varias espirales.

Se desplazan por el aire y lo primero que hacen es aferrarse a la puerta, creo que para asegurarse que no se me ocurra salir. Se enredan en la manija, trepan por las paredes y se extienden por el techo, como enredaderas.

A veces logran apagar la luz, otras veces sólo cubren el bombillo de la sala y entonces todo toma una coloración marrón.

Mientras tanto, el gato sigue agachado en el centro de la sala, con su mirada fija en mí. Ni siquiera sé si realmente me está viendo a mí o si sólo ve mi silueta. Yo sigo ignorándolo, en silencio ambos. Miro mi computadora, pero en realidad sólo veo su silueta contrastarse contra la ventana e imagino que así mismo me ve el gato. Es como ver el espacio que ocupan las cosas en el marco de la visión, sin notar realmente los detalles.

Las espirales grises siguen creciendo y apoderándose de la casa, las espirales de a espera. El aire nuevamente se pone espeso, como y hasta los sonidos que vienen de fuera pareciera que tienen dificultad para desplazarse en él.

Entonces imagino los sonidos nadando en el aire, como nadar en una piscina viscosa. Contradictoriaimente pienso en eso para ignorar mejor al gato y las espirales, para ignorar la espera que es la causante del cambio en el aire y de los sonidos.

La tarde parece llegar más pronto y se marcha más rápido de lo que llegó. Entonces se hace de noche y yo sigo mirando mi computadora frente a la ventana y el gato sigue mirándome a mí. O al espacio que ocupo en su visión.

Me levanto de golpe y camino torpemente por la habitación, busco algún papel en el escritorio para distraerme, y siento muchos deseos de salir de la casa. Pero no puedo, recuerdo que no soy yo cuando estoy así. Y me da miedo salir al mundo con espirales impregnadas en la piel.

lunes, noviembre 21, 2016

Bestiario XXIX

LXXI
Debo admitir que he resistido. Como una enhiesta roca que resiste tu vaivén. Todos los días me repito tu no-nombre como un mantra. La lentitud del tiempo cada vez que pienso no pensarte me lava el espíritu.

LXXII
Quizá lo que más he resistido es el impulso a escribir una larga carta. Esa necesidad que conoces de soltar todo sin pensar las consecuencias de un abrazo. Dibujar líneas, trazar formas que luego me aniquilarán. Algo así como convertir cada soga en un espejo. Eso, algo así como mirarse por dentro mientras espero que toques a la puerta.

LXXIII
Ya puestos a confesiones, quisiera levantarme sin sentir frío por dentro. Sin tener que recitar dónde está dios aunque no exista.

LXXIV
Esta noche estaba solo en la calle. El viento helado trataba de derribarme. Veinte minutos faltaban para la media noche, y la lluvia no perdonaba a mi abrigo. Y aún así, no podía apartar la sensación que aparecerías también, del otro lado de la calle susurrando un canto ancestral y dibujando pájaros que llevan relojes por corazón.

LXXV
Tendría que aceptar que en todo lo que hago guardo una esquina para la esperanza de verte. Es terrible, porque como araña teje un hilo en las esquinas de mi casa, a pesar que a diario la limpio.

LXXVI
No sé cómo, pero aún me despierto por las noches pensando que estás mirándome desde la ventana. Salgo a mi sala a oscuras y caigo como un idiota en la emboscada. Está ahí, sentado en el sillón tomando té. Trato de entonar un conjuro como los que hacías cada mañana, pero el recuerdo ni siquiera se inmuta. Por el contrario, parece esbozar una macabra sonrisa y se levanta. Estirando sus patas largas y delgadas tiene que encorvarse para entrar en esta casa. Lo desafío con las piedras que me dejaste, y lo que hace es ofrecerme una copa de vino. Acepto el trago y terminamos conversando hasta el amanecer. Después, sólo tengo que enfrentarme al desgano de la vida, mientras reprimo el deseo de volver a conversar por la noche.

domingo, noviembre 06, 2016

Bestiario XVIII

LXIII

No señorita, por favor, no me mal interprete. Le juro que mis intenciones no son políticamente correctas, por el contrario ni siquiera son políticas. Le puedo asegurar que lo que me motiva hoy a verle es sólo un impulso terrenal. Nada que trascienda a la humanidad, solo usted y yo.

LXIX

Esta será una entrega corta. En serio, si existe alguna duda, somos humanos. Sí, tenemos vida. O bueno, al menos pretendemos tenerla. Sé que a veces no lo logramos expresar bien y menos aún consumarlo, pero en serio queremos una vida.

LXX

Al final, todos buscamos ser felices. Sea lo que sea que eso signifique. O sea como sea que eso se logre. Pero al final eso buscamos, un impulso de satisfacción. Yo creí que al final de ese túnel, bueno, al final y hora y media más de viaje en bus, lo encontraría. Sin embargo, regresé por el túnel, con mis ilusiones políticamente acribilladas, a quemarropa y sin aviso de peligro.

lunes, octubre 17, 2016

Bestiario XVII

LVIII

Debo confesar que escribir crónicas se ha vuelto un pecado, un sacrificio ante el laurel. Sin embargo, los inciensos de laurel son los más placenteros, lo admito.

LIX

Es similar el placer de tenerla cerca. O al menos de mirarla dentro del espejo, atrapada como una libélula. Sólo que ella es de esas sonrisas que muerden y me dejan sangrando.

LX

Espero, pacientemente, que su reflejo en mi vacío termine pronto. O al menos que deje de meterse en mi cama.

LXI

Sobrealimentar algunas bestias es peligroso. Como a mi ego, que cada noche me duermo intranquilo pensando que si no le doy una dosis suficiente de alimento para saciarlo puede que despierte con un miembro superior dentro de su mandíbula.

LXII

Si lo pienso bien, lo que siempre tuvo fue un dejo de vanidad. Al menos vanidad en el sentido de un orgullo propio. Debería ser conciente y aceptarle eso, concedérselo, aunque podría concederle más. Como la noche que me dijo que no entraría en la boca del oráculo que sabría le diría ni un paso más.

miércoles, agosto 31, 2016

Remolinos

Cae,
gota a gota se deshilacha la frontera.
Uno a uno va perdiendo los pies.
Fuera existe un metro de luz,
una estrella que brilla con aromas
de alas extendidas.

La gota se arremolina
en la llama silenciosa

de su capullo.

domingo, febrero 28, 2016

Somos

Así somos. Una especie de resignación que se filtra por las rendijas de las ventanas, con el frío, con el olor de la soledad.

Ni para qué querer tanto sino sabemos qué vendrá en la madrugada. Un aire a llanto teje su telaraña en las esquinas de la habitación y tú te empeñas en sujetar mi mano con alfileres.

Deja pasar la noche que afuera la calle está muy fría y no nos hará mal relatar un cuento para los dos harto conocido.

Así somos o peor aún así estamos sin saber. Sin saber nada de nosotros, nada de quiénes somos. Ni siquiera hacia donde se debe correr al cerrar las cortinas.

Que la noche vuelva pero que tus ojos sean los que decidan cuando y cómo amanecer.

miércoles, junio 03, 2015

La edad del miedo

Llegan los años Veinte, y no me refiero a los años veinte de cualquier siglo, sino a los años Veinte -con mayúscula- de cualquier individuo. Años Veinte de cualquier individuo no es lo mismo que decir los Veinte años cualquiera de un individuo, por eso llevan mayúscula.

Son los años Veinte, y un individuo se convierte en un veinteañero, calificativo con el que será identificado, generalmente de manera despectiva por quienes nos son veinteañeros. Porque los veinteañeros no se detiende a pensar en su veinteañeritud, ni son cuestionados por ella entre sus coetáneos; por el contrario, son vistos unos ante los ojos de los otros con complicidad impensada.

Se miran entre sí y se sienten parte de un colectivo que no tiene necesidad -ni conciencia- de admitirse como tal. Se miran unos a otros y lo que miran es su reflejo, luego miran el mundo y es como si vieran una extensión de sí mismos, porque el mundo parece un lugar natural para sí. Se mueven por el mundo, toman el mundo, se creen hechos por y para el mundo y el mundo les regresa esa ilusión con confeti y vestidos de brillantina.

Pero no es de los años Veinte que quiero hablar, porque todos sabemos lo que son, todos hemos sido parte de esa fiesta brillante y hemos lanzado confeti a nuestro paso. Quien ha leído hasta aquí, puede haber visto desfilar una serie imágenes y recuerdos por su mente, mientras avanzó en el texto. Puede haber tratado de asir alguno de esos recuerdos disimulando una sonrisa melancólica o bien, puede haber tratado de espantar alguna imagen que aún causa ardor en el pecho. Pero ese lector que llegó hasta acá en cualquiera de los dos casos, simplemente ya ha perdido su veinteañitud.

Él es parte de esa gente que los veinteañeros miran con extrañeza, un ser al que no pueden comprender de dónde viene y hacia dónde va, porque no les parece que se mueva al mismo ritmo con el que ellos hacen girar al mundo.

Pero tampoco quiero hablar de esta población. No quiero, en realidad, hablar de ninguna población.

Deseo hablar de un momento, de una "edad", como quien habla de la edad de piedra, de la revolución neolítica, de la edad del bronce o bien del hierro. Sucede, que cuando recién uno se acostumbra al agitado ritmo de la veinteañitud sobreviene un vértigo, un vértigo terrible.

Y es que sin advertirlo nos vamos acostumbrando al ritmo acelerado del mundo de los Veinte, nos acostumbramos tanto que de pronto ya no notamos que el mundo se mueve. Pero es entonces cuando el mundo, impulsado por los veinteañeros, por primera vez se mueve sin nosotros.

Este momento, este eterno instante de duda es el inicio del cambio. Es la entrada de la edad del miedo. El final de la certezas.

Hasta entonces, no era necesario cuestionarse mucho la vida, porque el tiempo es maleable. Lo hacemos, lo deshacemos y si es necesario, lo guardamos porque habrá más tiempo para recomponer a la vida misma.

Hasta entonces, lo que conocemos sin reflexionarlo mucho es que la vida es una abstracción, un imaginario que construimos al ritmo que corremos una frenética carrera por hacer girar al mundo. Pero en la edad del miedo, empezamos a cuestionar esa vida, ese mundo y los giros que nosotros mismos dimos.

Empezamos por cuestionar hacia dónde corre la gente que antes eran nuestros cómplices, y ya no nos parece que seamos parte de los que mueven el mundo. Ya la vida no parece una abstracción sino un peso, concreto, muy concreto. El tiempo ya no es maleable sino una cuerda tensa, casi una navaja. El mundo ya no parece un ambiente tan natural para nosotros.

Y llega el miedo.

Dibujando su plenitud en la sombra del pensamiento, un miedo aterrador aparece. Un ente que amenaza con engullirlo todo, incluso al mundo que conocemos sin que el mundo mismo se entere. Ahí está, y nosotros, como niños en la noche, no sabemos si gritar o escondernos bajo las sábanas. El miedo está ahí, erguido en la sombra, y no pareciera que haya luz que lo ahuyente.

Viendo la amenaza, nos volvemos al mundo, al conjunto de veinteañitudes que corren tras del mundo y les señalamos temblorosos la amenaza. Nos devuelven esa mirada de extrañeza, esa mirada que cuestiona quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Y de nuevo dudamos si el miedo existe o lo estamos inventando, dudamos también de quiénes son esos que mueven el mundo.

Y dudamos de nosotros mismos. Todo cuanto conocimos cae dentro de la espiral de la duda, y las certezas se vuelven un recuerdo hermoso de una época donde sólo bastaba estar vivo.

Descubrimos entonces, que lo maleable era tan sólo la materia con la que están hechos los sueños. Maleable y efímera.

Y el camino de las certezas, de las próximas certezas, parece verse borroso en el horizonte. Pero dudamos ahora si son reales, si son alcanzables, si realmente son las próximas o sólo son las antiguas certezas y nosotros hemos equivocado de nuevo el camino.

Esa es la edad de la duda eterna. La edad del miedo.

Notas previas a un ensayo sobre cualquier cosa

En realidad, debería empezar esta nota hablando sobre el cambio constante, la banalidad y el morbo que debe despertar en el lector, un blog que trata sobre las confesiones de media noche de cualquier individuo.

O tal vez sea más importante ir al grano, a lo concreto; pues tengo un cuaderno lleno de anotaciones: tengo varias dudas sobre el camino a seguir frente a la encrucijada de la edad, tengo un par de proyectos célebres para incrustar en algún texto mediocre, unas cuantas preguntas para hacer dudar de su existencia a los demagogos de la felicidad.

Sin embargo, empezaré por lo más sencillo pero más importante para mí. Hay pocas cosas en este mundo que me hagan sentir, digamos, "como en casa". Una de ellas es sencillamente la defensa de la belleza, en el sentido que la describe Aute. Sí, ese músico para algunos trillado, para otros desactualizado. La belleza sobre todo, como quien defiende el derecho a respirar. O a morir. Pero al final, elegir la vida o elegir la muerte es también una cuestión de defender la belleza.

Este palabreo sin mucho sentido puede ser el simple producto de la sequedad de garganta que me produce el vértigo, que en los últimos tiempos me hace produce el sentirme lejos de mí y cerca de ningún lugar.

Queda pues, para más tarde la explicación del cangrejo.

lunes, septiembre 15, 2014

Bestiario personal XVI

LV
Sin embargo, llegan esas noches, siempre llegan esas noches en las que busco una noticia suya en mi cabeza. Pero de una forma mecánica, como acostumbrado a jugar un juego que solo yo conozco.

LVI
Lo terrible de los juegos solitarios, es cuando se descubre que se juega solo; y que las pistas, las claves no son más que buscar formas y designios sagrados en las estrellas.

LVII
Ahora bien, es más extraño despertar una noche y mirarse en el reflejo de una fotografía suya. Mirar un paisaje que parece lejano, siendo vida tan palpable, silencio-aguas-subterráneas.

domingo, septiembre 14, 2014

Desayunos y recuerdos...

Posiblemente te irás a desayunar,
mirando escaparates,
sonriendo al pasar
con el negro cubriendo tus ojos.

Puedo verte aún,
solemnemente fumando un cigarrillo.
Lentamente,
como exhalando tu destino,
simulas a quien no quiere pensar más.

Quedo yo al pie de mi ventana,
esperando que llegués
a cantarme las canciones extrañas
que aprendiste
con el sabor del dolor.

Porque todo pasado
tiene esa intrigante mezcla
de fascinación, añoranza
y un tiempo peor.

Posiblemente,
como siempre,
te irás.
Y yo desayunaré a solas
con el gato-miel
que araña las cuerdas,
que nunca tuvo nombre.

sábado, julio 12, 2014

Bestiario personal XV

LII
En realidad se vuelve más complejo de lo que uno cree. El becerro de oro se consume ante miradas inexplicables y cuando se cruzan las direcciones, uno empieza a temblar.

LIII
Llega el punto  en  donde nos reflejamos en el silencio y nos damos cuenta  que sufrimos del mismo silencio patológico.

LIV
Primero está rehacer, luego, si nos queda tiempo, aprender.

miércoles, mayo 07, 2014

Bestiario personal XIV

XLVII
Algunas noches, el vodka tiene un sabor como a pasados.

Eso, o los tiempos que fueron tienen sabor un agridulce, más bien como a podrido.

Es más probable la segunda opción.

XLVIII
Luego de la tercera ronda, llega el segundo de la tristeza, no una tristeza larga, pero sí una corta y profunda. El momento de mirar a la bombilla antes de pestañar, pues. O de confesar tres pecados frente al espejo. Luego todo se pasa y nos ponemos a fumar.

XLIX
No debería decirlo, pero qué más da: Soy la antítesis de lo que defiendo.

L
Debería celebrar cincuenta veces cincuenta, pero prefiero la mesa de café que la tribuna.

LI
En cambio, al mirar el mundo desde abajo, me gusta más hacer la magia que ser el mago. De esos charlatanes ya existen suficientes.

domingo, abril 20, 2014

Confesiones del No Verano VII

Antes de escribir esto, debería estar escribiendo 3 deudas ajenas. Sin embargo, hoy necesito confesarme. Entre los siguientes párrafos, es posible que encuentre el sesgo ajeno de la devoción a la Santísima Muerte, patrona de los excluidos.

Ayer que paseaba por el vecindario donde las estrellas se miran al revés, encontré dos vacíos hechos con premura en mi garganta.

Y es que hay formas increíbles en la magia del recordar. Hay sitios que logran mezclar, con una memoria desafiante, los elementos necesarios para hacernos tropezar contra las cosas rotas que no quisimos recoger. Cierta temperatura, la humedad del espacio vacío, el olor al piso de madera, el golpe del viento en los muros de piedra, el silencio nocturno y su orquesta de insectos desconocidos.

Más de mil noches después, los vivos y los muertos danzan alrededor de los vasos vacíos, de las habitaciones que huelen a sal.

Y sin embargo, las huellas no están tras de nosotros más.

sábado, marzo 01, 2014

Tregua

Está bien, vos ganás con eso de sonreir. Vos ganás y yo me doy por vencido...

Confesiones del no verano VI

Bueno, si nos ponemos sinceros podemos decir 4 cosas: primero, ella era la que no tenía sentido del humor. Admitamos pues, para beneficio  de la duda, que el mío siempre fue extraño. O eso decía cuando lo sometía a votación... yo siempre perdí por unanimidad.

Segundo, cuando de repente me daban los instintos de vivir, ella tenía sueño. Tercero, nunca aprendí el límite entre lo real y el exceso, Cuarto, el mundo se volvió más absurdo desde que su silencio (el de la tercera) ocupó toda la habitación.

Como quinto extra, podemos decir que la cuenta excluye los matrimonios ajenos y las aves libres de juicio. O eso me gusta pensar.

lunes, febrero 24, 2014

Susurro

Hay que admitirlo, hay días en los que me sale la voz con cierto esfuerzo. Como hoy, que pareciera que cada vez que me levanto me clavan un silencio en la espalda.

lunes, enero 27, 2014

Bestiario personal XIII

XLIV
El trece es un buen número. Es como respirar una vez que todo se termina, cuando se apagan las luces y queda vacío el escenario.

XLV
Quizá debería practicar las cartas eternas, largos discursos para luchar por tierras lejanas, esperanzas ambiguas que creí tener. O simplemente dejar que el viento corra, admitir que no lo puedo detener con mis manos; que es lo más natural.

XLVI
El décimo tercer mes del año pasó sin mucha gloria, poco faltó para que cayera el silbido del cielo y reconsquistara la melancolía. Pero no sucedió. Tampoco me desesperé buscando mi abrigo para salir a la noche.

Simplemente sonreí, y con paso tranquilo, me fui bailando como los locos por las calles.

XLVI
Caminando pensé en las sombras. Luego pensé en las esperanzas. Me divertí un poco haciendo malabares con la memoria. Llegué a mi casa y vi de nuevo el cajón de las esperanzas muertas antes de nacer. Saqué un par de ellas para jugar a las marionetas, y fue divertido, por poco vuelvo a creer que existe un lugar dentro de su pecho para mí.

Sin embargo, por suerte me llamaron al teléfono y desperté del trance absurdo que me generó su tétrica sonrisa. Hay ciertos juegos que son peligrosos, y no me refiero a los que se juegan contando estrellas.

lunes, enero 20, 2014

Uni-versos

Si preguntás no sabría qué responder. A veces dejo la puerta entreabierta para que entrés por la noche. En otras ocasiones, me da más por dormir temprano para no tener que resistirme al ritual de tus horas.

Luego miré hacia atrás y me convencí que no somos los mismo. Yo viajo en autobuses que me dejan descalzo en el barro. Vos viajás por universos donde las abejas son estrellas y en la luna una gran manzana verde.

Tenemos tres centímetros de distancia entre nuestras narices. Y siento que realmente no estamos aquí.

jueves, noviembre 28, 2013

Bestiario personal XII

XLI
Lo confieso: hoy, tengo miedo. Me hago un puñito en una esquina, me tumbo de costado, sujetando mis rodillas y me dejo temblar. Tiemblo y sollozo. Cuando intento llorar me dan arcadas y estoy a punto de vomitar. Pero no pasa nada, solo lloro. Con poca lágrima y mucho gimoteo, pero aún así es casi silencioso.

XLII
El dolor me invade, me golpea a ratos y a ratos solo me deja su fantasma. Lo que más me duele es esa sombra fatal que me persigue desde hace un par de meses, esa sombra que se aproxima cada día más. Estoy seguro que sé en qué termina esta historia. No lo quiero, pero así me temo que terminará. Y pronto.

XLIII
El peor de los problemas, el ángel más terrible, el que se encarga de cobrarnos los males pasados: solo existen dos caminos posibles. Estoy terriblemente enfermo, y moriré dentro de poco y sin remedio. O bien, ya no queda mucho de mi cordura y esta locura desatada me matará rápidamente.

Ninguna otra opción pareciera extender su mano.

miércoles, noviembre 27, 2013

Viaje infinito

En el mar inconstante de los abrazos,
queda el vacío de su cuerpo.
Queda el silencio-hiedra
que ocupa el espacio
de los recuerdos.

Soledades mustias,
algas lechosas que detienen
el paso de la arena
que clama por caer
al vacío.

En el vacío de esta noche
una sonrisa burlona se me escapa,
muestra de lo mal atada
la cuerda
que me anclaba a esta cama,
a esta vida.

Cae finalmente la arena,
y cesa la tensión sobre mis oídos.
Resplandeciente el suspiro liberador
que toma el aire y lo eleva
más allá del olvido.

domingo, noviembre 10, 2013

Bestiario personal XI

XXXVIII
Hay dolores que nos matan por dentro. Lentamente, sin piedad. Se van consumiendo lo poco que creíamos que nos ataba a la cordura, a la realidad. Y de pronto uno se encuentra ahí, en medio de la nada, mirándose a sí mismo en el espejo de la nostalgia. Simple, callado, en el terrible secreto de la intimidad.

Uno intenta reconstruir la lógica del dolor asesino, uno intenta mirarse sin lástima, para ser más objetivo, y al final, parece que no queda nada más que llorar.

XXXIX
Hay dolores, siglos de silencios que matan. Y hay, después, amores que no tienen palabras que se puedan pronunciar. O bien, sí las tienen, pero se me quedaron atascadas en la garganta; y cuando trato de pronunciarlas me nacen cosas que no tienen mucho sentido.

XL
Estoy enfermo, terríblemente enfermo. Y es algo que estoy empezando a cargar conmigo y con un par de silencios cómplices. Posiblemente cómplices por la pena lastimera, pero cómplices al fin. Y me duele. No estoy seguro dónde, si es dolor del cuerpo o es más profundo, un dolor de alma.

lunes, octubre 28, 2013

Crimen en tiempo imperfecto

En ocasiones,
me sorprendo planeando
algún crimen como este:

Debe existir un lugar
donde habitan los momentos
que nacieron muertos.

Debe existir,
estoy casi seguro.

Un espacio
donde se guardan los
recuerdos de las cosas
que nunca ocurrieron.

Un lugar un tanto descolorido,
lleno de silencios incómodos.

Un lugar donde apilar
las frases nunca dichas.

Si pudiera demostrar
que ese lugar existe,
entonces sería un intruso en sus habitaciones
y podría robar descaradamente
tantas cosas que nunca te pude contar.

domingo, octubre 27, 2013

Crónicas de seguimiento solitario

9:37 pm
"El flaco" sale de la oficina. Lo observo desde la otra acera. Cierra el portón, coloca los candados. Parece que ya se retira.

9:44 pm
El sujeto se sienta en la banca norte de la plaza central. Parece mirar la gente que pasa. Escribe un mensaje de celular. Guarda el aparato en el bolsillo de la camisa. Espera un momento. Enciende un cigarrillo.

9:59 pm
"El flaco" regresa rumbo a su oficina.

10:05 pm
Ingresa al bar que se ubica a dos cuadras de su oficina. Tira una ojeada a la gente. No se sienta. Da media vuelta y sale.

10:17 pm
Ingresa al bar de la estrella. Llega al fondo y observa las mesas. Regresa al salón exterior, se acerca a la barra, observa las mesas, examina a la gente. Toma asiento en una mesa cerca del baño. Escribe un mensaje. No ordena nada, solo espera.

10:31 pm
Sale del bar sin consumir nada. Camina al supermercado de la cuadra siguiente. Compra una caja de vino de cocina. Paga en efectivo. Se despide de la cajera.

10:48 pm
Toma el autobús a su casa.

viernes, octubre 11, 2013

Bestiario personal X

XXXV
Se aproximan esas fechas, esas horas malditas en las que huele a viento frío, a media noche y calle solitaria. Llegará la noche de siempre y vos estarás igual que hace un año, sentada frente a la ventana; y yo estaré igual que siempre mirando al vacío, con el vaso en la mano sentado en alguna esquina.

XXXVI
Era buena la muchacha. Linda también. Por suerte, para ella, escapó a tiempo.

XXXVII
A veces puede suceder, que conforme la noche llega a su momento cúspide, ese momento en el que no se escucha más que el propío respirar; se va uno hundiendo en los pensamientos más absurdos. O en los recuerdos.

Al final, mientras la noche se vuelve oscura, los recuerdos llegan y nos sacan una sonrisa. Como la noche en la que se asomaba a mi asiento, dejando sentir su respiración a unos centímetros de mi boca. O como la noche que me pedía fuego para su cigarrillo, como excusa para escaparnos por las esquinas. O bien, el momento en que lanzamos las colillas encendidas dentro de su escote.

Qué más da si son tiempo, personas y lugares distintos. Al final, todo es una marea de recuerdos capaces de arrancarme una sonrisa, todo es un silencio poblado de imágenes justo cuando la noche empieza a rendirse ante el amanecer.

domingo, septiembre 15, 2013

Bestiario personal IX

XXXII
Entre otras novedades, ella cayó en cuenta que dos soledades no equivalen a una compañía. Yo me di cuenta que nunca encontré la puerta para salir de las habitaciones en las que viví. O en las que vivimos, da igual.

El asunto es que nunca aprendí bien cómo escribir. Pero menos aún, cómo vivir. Bueno, siendo más honestos, cómo convivir.

XXXIII
La realidad es otra cosa más que la absurda epidemia de sonreír ante todo. Quizá las mejores decisiones no son las que yo tomo. A excepción de cuando la epidemia me obliga a decidir.

De hecho, en temas de pasiones, mis decisiones quizá se caracterizan por ser las más erráticas aventuras. O al menos eso se dice. Por lo mismo este extraño historial me ha reservado un lugar en el libro de los cuentos imposibles. Está bien, eso dicen las pocas personas que me conocen.

XXXIV
Lo que sí es cierto, es que la mejor decisión que ella tomó fue la de marcharse. Es necesario admitir que lo hizo a tiempo. Hay gente que es tóxica, existe gente -como yo- que somos tóxicos. Al menos para los que no saben cómo consumir pastillas un viernes a las 3 am.

sábado, agosto 24, 2013

Soledades de Sábado por la noche

Lo curioso es encontrarte, siendo la forma no buscada del pasado que regresa. Lo intimidante es abrazarte, como quien se aferra a lo que quiere lejos, porque lastima.

Lo preocupante es quizá, que las pocas formas que aprendí a adivinar en las sombras, son sus ojos, sus labios, sus piernas. En medio de la nada, son la playa donde desembarcar, como territorio seguro.

Con mucha más razón, entramos en el juego, el gran juego, de perseguir lo que no se quiere pero se desea conseguir, posiblemente porque no es más que el reflejo del pasado. No es más que el silencio que guardamos, un acuerdo no dicho para sopesar la soledad de lo que hemos perdido. Allá vos, acá yo, y en medio un espacio diminuto, entre tu cabeza y mi pecho.

El silencio crece y me dejo llevar por los laberintos de tu pelo, sin pensar en la hora que debo abandonar el pequeño espacio, el pequeño universo que creamos sin querer y que ahora no sé como abandonar o siquiera cómo ocuparlo.

No sé en dónde dejé olvidado el cariño, el afecto. Son como palabras que cuelgan junto a la ropa húmeda aún, en la orilla del río donde ella y yo nos apartamos del mundo. Donde hicimos el pacto que hoy me pasa la factura. Sobre las piedras, se seca la ropa aún, sobre las piedras cuelgan las palabras todavía.

sábado, agosto 17, 2013

Bestiario personal VIII

XXX
¿Sabés qué? Pasan de las treinta las traiciones que colecciono bajo el ala del sombrero. Sobre mi hombro duermen las inconclusas, y de noche me soplan al oído un par de valses para cuatro.

Después de hoy, seguro te preguntés para dónde debés apuntar tu escopeta de cacería. Yo entre tanto me retiraré a rumear las palabras, antes de escupirlas, claro.

XXXI
Es verdad por todos conocida que el espacio que ocupa un cuerpo no lo puede ocupar otro. O bien, por la negativa, los vacíos que quedan son copados por quien tenga la política correcta. Lamentablemente te supliqué que definieras tu política, hoy se acabaron los tiquetes. Eso parece.


domingo, julio 21, 2013

Bestiario personal VII

XXIX
Quizás lo peor sea saber que no se tiene el mismo brillo de antaño...
O quizás sea descubrir viejos vicios enquistados y nuevos fantasmas que pretenden controlarlo todo.

XXX

Lo cierto es que cada noche se puede descubrir una nueva manía, un nuevo desliz: como tirar tachuelas al paso de quien me quiera acompañar, todo sea para negar que nos duelen las cicatrices con la lluvia.

domingo, julio 07, 2013

Bestiario personal VI

XXVI
No se vive mal, es decir, no vivo mal. No lo he hecho, a pesar de las preguntas que van y vienen sobre cómo sobrevivir con los zapatos mojados.

Es decir, son más años que bestiarios los que escondo en los bolsillos de mi saco verde olivo, y aún así me sobra para comprar cigarrillos y deambular por la capital con la sonrisa torcida.

XXVII
"Míralos felices, satisfechos con su arrogancia, con su mórbido placer de ser pequeños centros de absurdos universos"

XXVIII
Al final, todos cabemos en esta carpa de circo. Y el espectáculo principal siempre está por llegar. Siempre.

No queda más que sentarse a verlos, a veces con la cara mal disimulada de no entender qué sucede en el mundo, a veces con la indolente mirada del que se sabe ajeno a todo y todos. Es como interesarse por lo absurdo, pues pareciera ser lo único que nos puede afectar. O al menos afectarnos en lo que realmente importa.

jueves, julio 04, 2013

Bestiario personal V

XXIII
Desde el balcón, en el segundo piso de un pequeño comercial, ella se distraía mirando los rótulos luminosos, ignorando mi última teoría sobre cómo los cangrejos ganaron su infame inmortalidad.

Setenta y siete horas después, yo me encontraría en un pequeño hotel de la capital, escapando del silencio nocturno. "No me mojes el pelo, que no tendría cómo explicarlo".

XXIV
Dos semanas después, los diálogos sobre la pleamar son evidentemente más absurdos cuando se destacan tres silencios incómodos. Así que con un par de golpecitos acomodo mi almohada, y me da por apagar las luces.

XXV
Debo admitir que aún hoy persiste esa extraña sensación, un dejo de nostalgia por lo que no sucedió nunca, y una triste empatía por esos recuerdos que al encender la luz, corren cojeando para esconderse detrás de las cajas de mi habitación.

miércoles, mayo 15, 2013

El tercio de la luna


"Y su boca, pues, ¿qué hizo la frescura?
O bien, su lengua ¿qué ha hecho
con esta sensación de nostalgia?
El perfume,
hablemos de su perfume
que nos acariciaba las manos
durante horas después,
¿qué hace ahora ese perfume,
dónde lo aloja?

El tercio de la luna se escondió tras la nube de un mayo frío. De un silencio desesperado.

¿Recuerda acaso, la tarde de lluvia cuando salí por la puerta trasera sin saber si me seguiría? O recuerda quizá, la noche de tormenta en que la llamé buscando un sitio seco, un rincón dónde dormir y esas ganas de abrarzar a este extraño? Puede que recuerde mejor que ante nosotros los paraguas y sombrillas bailaron bajo la lluvia, cantaron para encubrir el beso de una tragedia, que aunque no es griega, le sobran actores".

Dicho esto, escrito esto, escrito y enterrado junto al baúl de las esperanzas de abril, se dejó llevar por el viento. Tan alto, tan lejos, que luego no supo cómo alcanzarse a sí mismo, a su imagen, a su propia vida. Y ahí se enteró, de manera cruda y definitiva, que por más que quisiera él ya no pertenecía a este mundo... Ni a ningún otro.

sábado, abril 20, 2013

Bestiario personal IV

XVIII
No se puede evitar, es parte de la esencia misma del problema. Sin embargo, la esperanza es lo más difícil de matar. En una ocasión traté de matar de hambre a pequeñas esperanzas. Con sus terribles y enormes ojos, con sus ecuálidos cuerpecitos me reclamaban el derecho a subsitir.

En esta ocasión, no sé cómo matarlas, pues se confunde con los otros seres que habitan en mi casa.

XIX
De noche me despierto pensando, es como si pensara todo el día y toda la noche. Como si en lugar de dormir, también pensara.

Anoche me pregunté: ¿Cuál es la forma más efectiva de desechar un año del pasado y muchos del futuro? No encontré ni siquiera la respuesta para saber cuál es peor, cuál causa más daño, si el poco tiempo pasado  o el mucho tiempo futuro que nunca se realizó.

Igual con el pasado se puede coexistir, no es la primera ocasión, sin embargo sus raíces profundas llegan a ser un molesto dolor de muelas.

XX
Como el siglo, el veinte es un buen número, un número de esperanzas, logros, fracasos y espirales. Muchas espirales.

XXI
En cambio el veintiuno, como el siglo, es el momento de reflexionar los veinte siglos anteriores y reordenar las ideas y la casa. Uno nunca sabe hacia dónde termina conduciendo la vida, se intuye, se construye, pero no se controla en su totalidad. Hay decisiones que nos afectan que no son nuestras, ni lo deben de ser. Ese es uno de los problemas principales que nos meten en este zapato: decidir por lo ajeno, cuando lo ajeno debe decidir por sí mismo.

XXII
A veces es tan sencillo que se vuelve complicado. Son las fuerzas contradictorias, opuestas, destructivas entre sí, que chocan y tiran para lados opuestos; lo que hace que esta carajada absurda camine como de medio lado.

Y al final, estoy yo; sentado en el camino, o debajo de un árbol, sobre una colina. Con sombrero panamá y guayabera, leyendo las cartas que técnicamente nunca recibí.

martes, marzo 19, 2013

Bestiario personal III

XIV
En dos ocasiones sentí algo similar a unas terribles naúseas asociadas a una ansiedad insoportable. La primera vez fue simpático aunque preocupante. La segunda fue desagradable, realmente me enfermé. Estuve a punto de caer en un estado que aún hoy me genera cierta conmoción.

Tiempo después leí una descripción similar de los síntomas, y me sentí avergonzado por ser un personaje digno de una novela. Desde entonces con más razón llevo mis nauseas en silencio.

XV
El derecho a existir. Por el derecho a existir debería dejar de andar rescatando gatitos debajo de los puentes. Es algo que me trataron de enseñar desde niño y nunca aprendí bien la lección. Aún compro granizados a medio día, para regalarlos después.

XVI
Debo confesarlo: soy un terrible soñador, de esos fantasean todo el día. Quizá por eso soy bastante callado. Quizá por eso a veces muerdo a quién se acerca. Pero a lo que voy es que no vivo aquí, a veces no sé en dónde, pero estoy seguro que no es aquí ni ahora.

XVII
Dicen que hay historias que se terminan contradiciendo terriblemente. Por ejemplo, recientemente leí una en la que para consolidar un sueño se construyó un poder. Pero poco a poco al construir ese poder, se tuvo que hacer concesiones del sueño. Al final el poder terminó por devorar al sueño. Así se creó un gran abismo: entre los que se aferraban al sueño y los que se aferraban al poder.

jueves, marzo 14, 2013

Duelo a muerte

Y así fue como ella terminó por dar la estocada final. Así fue como él terminó de recibirla, no sin antes sacudirse las palabras de una vida.

"Deberías morir ya" -le dijo mirándolo a los ojos.

"Deberías contestar algo tan sencillo" -respondió mientras sacaba el cuchillo de su costado.

Y la noche tomó un color como de algo roto, como de cristal fragmentado. Los peores duelos son esos, los que incluso deben llevarse en silencio, porque en silencio se ha vivido.

domingo, marzo 03, 2013

Preludio fatal

Si una tarde como todas,
te despertás sin saber tu nombre,
sin reconocer la esquina
que ocupa tu cuerpo en esa cama.
Si abrís los ojos sin poder aferrarlos a las paredes,
al marco de la realidad.
Si sentís un temblor indomable
en las manos,
y querés gritar y no podés.

Si esa tarde te despertás
con la terrible noción
que los años son malvados,
y les gusta arañarnos por dentro.
No olvidés
que tuvimos el momento justo,
la oportunidad precisa
para saltar del tren
antes de que saliera de la estación.

Si al final se cumplen,
las macabras pesadillas,
y una cuerda te mantiene atada
a la cama
que has de mal-compartir.
Si no resta más
que añorar las cosas que no vivimos
por miedo,
siempre ese miedo gigante
a poder sonreír.
Si buscás a media noche
un abrazo que nunca llega,
por haber dejado que se enfriara
una taza de té
en la esquina del mostrador.

Si todo esto sucediera
y no sabés ya
ni cuál es el nombre del maldito profeta
que una carta
en la noche sin luna te leyó.

Abrígate pronto por el frío,
y busca el hombro de un amigo,
porque posiblemente
ya no esté ahí para darte la absolución.

CDV

jueves, febrero 28, 2013

Noches

Hay momentos como este
que quisiera conocer la fórmula
-sino mágica, al menos la efectiva-,
para ir a buscarte y matar esa sombra
que cae sobre tus sueños.

Un elíxir que sea capaz de crear lo imposible,
un conjuro para saltar por la ventana
y volar lejos,
muy lejos.

Quisiera tener ese método eficaz
que todo lo cura,
esa palabra que encaja justo
en el punto donde sientes que te puedes caer.

De nada me sirve
volver una noche y escribir:
"tanteo con mi mano las sábanas frías,
buscando tu cuerpo en la oscuridad",
mientras aún estás del otro lado de la puerta,
llorando en solitario,
dejándolo todo al azar.

Quisiera borrar tus penas,
curar tu herida,
saciar tu hambre
con una caricia en la mañana,
con un susurro al oído,
una alegría al mirarnos despertar abrazados.

En momentos como este
paso la noche en claro,
porque tu angustia llega hasta acá.

Hay noches como esta,
en que se hace evidente
lo absurdo que puede ser la vida:
vos sola allá
y aquí hay tanto espacio vacío
entre mis brazos.

martes, enero 22, 2013

Sombra VII

"El karma es esa cosa
en la que no creemos,
de la que nos sentimos orgullosos
por ignorar,
la que nunca hemos investigado,
de la que nos burlamos por las noches
de tertulia y vino;
el karma es esa cosa
una creencia tan ajena,
pero que un día llega silenciosa
y nos patea por la espalda
tirándonos al suelo,
y dejando la factura que una vez
pretendimos olvidar".

Fotografías en sepia
Alfredo Solano

jueves, enero 17, 2013

Agua

A veces la respuesta más compleja pasa por la lógica más sencilla.

Sucede, otras veces, que algo aparece y uno lo ve por casualidad. Uno lo mira fijamente, como tratando de aprehenderlo para siempre.

Algo escondido ahí, en una mirada. Aguas claras en un mundo turbio, pues.

Es entonces cuando se descubre que la respuesta está escondida en lo que quieres enterrar.

martes, enero 08, 2013

Sombra IV

"En cambio a vos, te toca más sencillo.
Porque al menos podés tener la certeza
que todo lo que dije era cierto.
Podés por tanto,
elegir los recuerdos
como quien separa lo real de lo falso.

En cambio a mí,
se me complica un poco más el asunto,
pues cada vez que retengo un recuerdo
tiene la sombra de una mentira
o está astillado por la duda.

Por eso vos la tenés más sencilla,
porque te dejaste el monopolio de las verdades,
y a mí me dejaste un manojo de preguntas,
un rosario de inferencias asesinas.

A vos te toca más sencillo,
cariño".

jueves, diciembre 27, 2012

Tango

¿Recordás la noche,
esa noche en que toqué tu boca?
Fue la misma noche
en que bailamos un tango
sobre la vieja cama.

Una canción eterna,
incendiaria,
como el fuego aquel
de nuestras miradas.

Alfredo SolanoCartas a un lugar lejano

viernes, diciembre 21, 2012

Sombra de lluvia III

Es como vivir siendo un loco
que cree,
que espera algo que nadie ve.

Se escucha las voces,
las voces gritan siempre,
gritan que me aparte del camino
y le pregunto al silencio
y el silencio me ignora.

Es como ser "la sombra de la meningitis",
a veces,
sólo a veces.

Y una noche de tantas,
cuando todos han gritado,
me vuelvo sombra.
Una sombra.
Y en el día camino derecho,
con la frente en alto,
y sonrío
y vivo
y hasta grito también,
como todos.

Pero cuando quedo solo de nuevo,
y ya no hay nadie de los que gritan,
vuelvo a ser sombra,
como de lluvia,
porque el silencio
sigue intacto por dentro.

martes, diciembre 18, 2012

De la piel y otros cóleras

Sin embargo esa noche se calló, pero no necesitaba decir más de lo que ya había dicho. Ambos asintieron con el silencio.
Alfredo Solano. La lechuza y el dragón
_____________________________________

Puede ser el agua del mar, o bien la del rio Magdalena. Da igual en estos momentos, porque lo importante es que lo sé. Bueno, no es lo más importante, es cierto, lo más importante aún me esconde su forma. Pero no es más grande esta locura de saber lo incierto, que la locura de caminar como sombras bajo los árboles en aquellas noches cuando el mundo rogaba morir.

La noche la tenemos, siempre la tendremos, esa noche: cuando asfixiamos temores con el humo de una chimenea. Porque sé hay ciertas cosas que aunque duerman en silencio, lo hacen porque esperan. Las cigarras y algunos sueños reverdecen, tienen esa mala costumbre; o buena, todo depende. Y las noches están del lado correcto, siempre lo están. Sólo hay que encontrarles el lado correcto.

lunes, diciembre 17, 2012

Vals en Cuatro

Cuatro días,
con sus cuatro noches.

Y la interrogante se quedó 
clavada en el garganta.

Y después, 
un rastro,
una sombra.
Nada.

Y agónico silencio.

martes, diciembre 11, 2012

Conceptual 5

No mujer, déjalo así. No hace falta que lo demores. Ya no se sentará en la mesa, ya no va a comer con nosotros.

No, deja. Puedes ir tranquila, yo me encargo de este desorden. Sí, eso sí. Puedes llevarte la manzana que está sobre la mesa. No, es posible que Frida no tararee más esa canción que te gusta, puede que Diego te sonría.

No, yo estoy bien. Sólo un poco trasnochado. Ya sabes que cuando duermo tan poco me da por pensar en un par de notas al aire. Do-sol.

Llévate el abrigo, no sea que te mueras de frío al volver. Cierra la puerta, y siente el viento de la noche en la cara. Sí, si puedes pasar por cigarrillos te lo agradecería.

No importa mucho, sólo sonríe, que pronto apagarán la luz.

sábado, noviembre 24, 2012

miércoles, noviembre 21, 2012

En la sombra de la lluvia II

-¡Claro que existe! -le contestó. Esa noche,  mientras los dragones pastaban, acercó su oído al corazón de ella -¿Ves?, de ahí viene la canción que buscas.
Alfredo Solano, La lechuza y el dragón
_________________________________

Llúeveme,
mójame el cuerpo con tus besos.
Empápame de tu aroma,
cúbreme, como la noche,
con tu pelo.

Trae tus ojos como la neblina,
apura el paso,
entra a mi casa
y cierra la puerta tras de tí,
cierra la puerta
para que se quede
aquí adentro
la tormenta de tu abrazo,
la tempestad de tus besos.

Llúeveme,
empápame de tí.
No dejes
que se seque tu nombre
en mis labios.

Inunda mi cama,
moja mis sábanas,
trae el relámpago de tus caricias,
el invierno dulce de tu compañía.

Llúeveme,
esta noche,
esta vida.

Sombra de lluvia I

"...esa noche, el mundo se fue a la mierda, y nadie le avisó"
Alfredo Solano, La lechuza y el dragón

Te escribiré una carta, de esas que nunca se entregan, de las que queman el bolsillo si las guardas, de las que te amenazan por las noches y no te dejan dormir.

Una a una las palabras caerán muertas, heridas por la tinta, prisioneras sin retorno, sin aire.

Me gastaré los suspiros, mientras huyo del mundo, y el mundo me cobrará caro mi abandono, más caro aún.

Como figurilla de piedra, mi piel. Piel cansada, dura como roca, seca y fácil de olvidar. El manojo de heridas mal curadas, quedarán dentro. Como la noche en que los dragones devoraron la hierba.

Te escribiré de pronto, en la noche, cuando más falta hace que rompas la monotonía del invierno. Letra a letra, morirán las palabras.

Morirán, sin retorno, puede ser. Pero en mi boca queda una canción.

domingo, noviembre 18, 2012

Manzanas

Sueño con manzanas,
sueño en manzana,
muchas manzanas rodando
por la avenida segunda.

Manzanas que toman la calle,
que gritan, protestan.
Pañuelos, y botellas de agua
para el sol.

Manzanas dulces,
como tu boca
en los días que me besás,
en los días que gritás alegría,
rebeldía y lucha.

Sueño con manzanas,
como la que comimos juntos,
bajo el mediodía de manifestación.

miércoles, noviembre 14, 2012

El frío está en las cobijas


En momentos como este, no puedo hacer más que tirarme en la cama y fumar.

Fumar y dejar salir el humo a poquitos, lentamente; verlo como una gran nube casi inmóvil, flotando sobre mi nariz.

Cierro los ojos y puedo imaginarme un cuento, en el que estamos juntos, dormidos en una cabaña en el bosque, mientras el viento y el frío golpean la puerta.

Mi brazo se extiende sobre vos, y ambos estamos bajo las pesadas sábanas.

El silbido de una nueva ráfaga de viento afuera, me hace abrir los ojos; y la nube de humo sigue ahí, flotando. Y a pesar que el viento no logra entrar en mi casa, el frío habita aquí. El frío, que no es más que la ausencia de tu cuerpo, la distancia entre mi brazo y vos.

miércoles, noviembre 07, 2012

Confesiones del no-verano V

Por esas cosas de la vida te encuentro un día desnuda en mi habitación. Y no puedo negar la fascinación que me produce esa hermosa casualidad. La sorpresa de mirarte así, transparente, hermosa.

Cierro la puerta con cuidado para que nadie nos moleste, y cuelgo mi abrigo tras la puerta, como quien no se sorprende de encontrarte aquí, en este universo imposible.

Sonrío, con esa sonrisa nerviosa que me nace siempre que apareces frente a mí. Te ofrezco un té, compré leche en la mañana pensando que tal vez vendrías esta semana. No aceptas nada, no quieres nada de comer. Inclinas un poco la cabeza y me miras así, con esa mirada seria, profunda, la mirada que parece buscar el fondo de mis ojos, esa mirada que siento como una interrogante de dos vías.

Te acercas, pausadamente, yo sigo inmóvil. Te vuelvo a decir lo que ya conoces bien, que me encantan tus piernas, y ríes con ganas, pero rápidamente vuelves a poner esa mirada. Te acercas, tus ojos frente a los míos, cerca, muy cerca. Y te dejas ser.

A la mañana siguiente, salto de la cama, con las ganas incontenibles de sentarme a escribir un par de líneas, que no sé donde inician ni en qué terminarán. Pero necesito calmar la ansiedad que me produce la ausencia de tu boca, así que me siento y de una vez lo escribo todo.

Vuelvo a mi casa por la noche, y nuevamente, me asalta la necesidad de que fuera cierto, por lo menos un día, encontrarte por esas cosas de la vida desnuda en mi habitación.

miércoles, octubre 31, 2012

Shambala

Pasarás la noche, entre calaveras de azúcar y misteriosas sonrisas. En otro lugar, lejano, perdido, sentado en el autobús miraré por la ventana, miraré la vacía carretera. La lluvia golpeará las ventanillas, posiblemente reciba una llamada poco después de salir, y alguien me dirá lo que ya esperaba. Colgaré la llamada sin mucho ánimo, y trataré de dormir sin conseguirlo.

Recorrerás el instituto, tomarás fotografías que me calaran profundo en las madrugadas, reirás con alguna sorpresa de los muertos, y te verás radiante, como siempre logras verte a pesar de llevar una pena oculta.

Llegaré a mi casa pasada la media noche, pero podré conciliar el sueño hasta las seis de la mañana. A las ocho alguien tocará a mi puerta, le responderé mecánicamente, con coherencia pero sólo para salir al paso. En la tarde no recodaré qué dije.

Así pasarán los días, los meses, hasta que nos encontremos frente a frente en el oráculo del fin del mundo.

lunes, octubre 08, 2012

En la soledad del toque de queda

La última vez que me buscó
fue para gritarme ladrón,
y no por meterme en sus sueños.
Me señaló como mentiroso,
y no necesariamente por las veces
que me escapé para que soñaramos juntos.

La última vez
que se dignó a escribirme,
fue para echar por tierra
las esperanzas que su boca, que sus dientes,
eran capaces de construir sobre mis hombros.

La última vez,
quiso borrar con el codo
las caricias que mi mano le ofreció.

Hoy su silencio resulta elocuente,
la más mortífera arma
para torturar mi paso.

Y sin embargo,
admito que abrigo la esperanza
de escuchar una disculpa, alguna palabra
que intente justificar lo inombrable.
Entonces abandonaría el mundo nuevamente,
me lanzaría a alejar espíritus
y de nuevo, le construiría un puente
entre sus sueños y los míos.

Mas esta noche me siento aquí,
a la orilla de la calle
para verla pasar.
No pierdo de vista el teléfono,
intento no alejarme mucho,
por si me desea llamar.

Pero cada hora que pasa,
cada llamada equivocada,
cada vez que alguien
me quiere contar una nueva historia que no me interesa,
se acrecienta la pena y tras un largo
y dolido suspiro,
ella aparece más cómoda
en su silencio.

domingo, octubre 07, 2012

Confesiones del No verano IV

En otras ocasiones, lidiar con la gente que cree en santos es un problema. Existe un "no sé qué" que parece cautivar a algunos (la verdad creo que tengo bastante claro qué es ese "no sé qué").

Contra los santos autoproclamados es fácil competir, bueno, en realidad es fácil ganar. Lo cansado es competir contra la fe absurda, la esperanza de los inconclusos. Contra eso, a veces no se puede.

Yo no tengo fe. Pero bueno, tengo algo similar (o algo mejor). La confianza, aspecto central para levantarme en las mañanas. Tengo confianza, mucha y en muchos, y muchos la tienen en mí. Lo que duele es que me interesaba invitarla a caminar los domingos renegando de las misas, pero parece que prefirió rezar devotamente.

domingo, septiembre 30, 2012

El sueño

Los inconclusos bailaban en las noches alrededor de un puñado de piedras, mirando de reojo a los extraños. Los extraños, parecen no importarles las piedras, y cuando la vida les pone unas cuantas en el camino, las usan para construir un puente.

Los extraños son felices construyendo, miran con cierta pena a los inconclusos, pero los entienden. Si el puente no fuera necesario para no ahogarse, ellos quizá también bailarían acumulando piedras. Bailar es divertido, y las piedras son bonitas, hay que admitirlo. Pero los extraños prefieren verlas como parte de un puente.

Los inconclusos no entienden el obsesivo sueño de los extraños, y una y otra vez lanzan ofensas y hasta tratan de arrebatar las piedras del puente que construyen.

miércoles, septiembre 26, 2012

Bestiario personal II

VI
Es casi imposible iniciar un texto sin debatir conmigo sobre el origen del mismo. La razón subyacente pues, y siempre termino en la misma conclusión: necesito decirlo sin preocuparme por las consecuencias.
VII
Eso conlleva dos problemas más profundos aún: Siempre estoy dispuesto a asumir las consecuencias, por más desastrosas que sean. Y por el otro lado, tengo la terrible suerte de haber nacido con la necesidad de decir muchas cosas, de una o de otra forma, pero decirlas. Y eso siempre será mal visto.
VIII
Siempre hago cosas un tanto raras, los inconclusos me miran extraño, y a veces me parece que los extraños me miran como ajeno.
IX
Hay cosas que me obsesionan. Y hay obsesiones que no puedo evitar. Entre ellas, hablar.
X
Lo peor en la vida no es andarse por ahí creyendo en fantasmas. Eso es lo socialmente aceptado. El problema está cuando uno no cree en espíritus, ni les prende velitas de esperanza a los muertos: la gente parece temerle a una noche sin fantasmas, por lo que no aceptarán nunca que alguien ya no quiera llorar. En resumen, tengo años de pelear no con mis fantasmas, sino contra los fantasmas que la gente quiere inventarme.
XI
Hay una obsesión que siempre me mete en problemas, y aún así la sigo haciendo: me gusta mezclar mi vida, con la fantasía de vivir. Los problemas surgen cuando lo cuento: entonces quienes lo leen, piensan que lo verdadero es falso, y que mi verdadera vida es una buena ficción.
XII
Dos veces, que recuerde, me he visto frente a frente con la palabra insufrible. Las dos ocasiones hemos tenido que batirnos a muerte. Siempre pierdo, y tengo que admitir que lo soy.
XIII
Todo texto es parte de su contexto. Yo, soy parte de un universo muy particular. La vida se puso mejor cuando admití que mi contexto, es buscar el sencillo placer. Escribir un bestiario como este es por buscar el sencillo placer de hacerlo, es en resumidas cuentas una relación textual. Pero creo que la última relación textual que tuve, como toda buena novela, en vez de rosa se puso negra.

lunes, septiembre 10, 2012

Confesiones de verano III

Otras veces es más parecido a esto. O esto es más parecido a un circo, o el circo es como un teatro y el teatro es como esto y esto se parece más a todo. El problema principal se presenta cuando se deben repartir los papeles. ¿Quién va a querer estar del lado de las tablas sueltas? o mejor aún, jugarse la vida sin saber el final.

Un día de tantos, me dijeron que la clave es amar. ¿Pero amar qué? Esa sería una verdadera interrogante. Y en esta extraña obra, en esta extensa trama, amar el aire es un poco confuso por no decir cansado. Porque conforme la trama parece expandirse más, hacerse tan grande que no puede ser obviada ni aunque se quiera, ni aunque nos esforcemos.

Sí, puede ser que el absurdo se apodere poco a poco de la historia. Eso también puede ser.

Pero si escribir el guión en estas condiciones ya es todo un reto, no hablemos siquiera de meternos en nuestros papeles. Es casi como jugar a las escondidas sin saber con quién, contra quién, sin saber si nos toca buscar o escondernos.

Y la paso peor cuando ante el lente tenés que sonreír, y los papeles se reparten nuevamente, como una baraja. Y es evidente quién te tocar ser, pero quién queda tras la cámara, quién se quedó fuera de la escena y quién solamente cobra la entrada; eso es lo que nunca sabemos con certeza. Al menos no todos lo sabemos a tiempo.

Después, me preguntarás sobre el clima, el antojo de comer queso o la realidad, ese monstruo que habita en nuestras cabezas pero pretender independizarse. Y yo te ignoraré unos minutos, una noche, quizá una mañana, procurando que te des cuenta de mi indignación; sin embargo, lo más probable es que no preguntarás nada, y es casi un hecho que yo olvidaré todo al momento en que debas actuar para mí, conmigo.

Y de nuevo, al final de la noche, al final de las luces, de los aplausos, de memorizar tantas frases vacías, tantos nombres que nunca pude pronunciar correctamente, termino olvidando el guión y prefiero sentarme... entonces te miró desde acá, detrás del público. La rabia se acumula en mi garganta, y la trago como a un líquido viscoso.

Prefiero salir a fumar a la calle, dejar de lado el hecho de ser el que cobra en la puerta, y mejor caminar, caminar mucho silbando un tango sin pensar, con las manos en los bolsillos y los zapatos mojados. Caminar otra vez, lejos, sin conocer las calles, hasta cansarme.

lunes, septiembre 03, 2012

Rincones

En noches como esta, tengo la sensación de que andas deambulando por mi casa. Siento que en cualquier momento me asaltará tu abrazo por la espalda y me dejaré llevar por tu aroma hasta ese rinconcito cálido de tus besos.

Últimamente me suceden estas cosas, y no puedo estar seguro si es que alucino, me gusta soñar o simplemente necesito imaginarlo.

viernes, agosto 31, 2012

Incertidumbre

Ojalá pudieras contemplarte desde acá.
Ojalá, pido, que pudieras verte desde mi memoria, admirar las noches juntos, soñar con esos momentos en los que compartimos un silencio, un abrazo, un milagro.

Sería hermoso tenerte siempre en esos instantes esporádicos de tu sonrisa, en ese trémulo brillo de tu mirada. Ojalá fuera yo algo más que esa minúscula materia que te enajena del mundo. Desearía dejar de ser parte de tu sueño para ser parte de tu vida.

Pero cada noche, sobre todo en las noches como hace tres días, debo caer en cuenta que no soy más que el sueño imposible de lo que pretendes llegar a vivir con los años y que en tu vida, en la vida, no existe un espacio para mí. Entonces pienso con justicia, con la terrible justicia que recarga mi lomo, que no habrá nunca un lugar para mi abrazo, para mi espalda en tu cama, para dejar de ser sueño y empezar a vivir contigo.

Entonces me pongo digno e intento caminar hacia adelante. Entonces recuerdo de dónde vengo, recuerdo las noches terribles espantando fantasmas ajenos, lidiando con miedos terribles, deshaciendo oscuridades ajenas. Me vuelvo hacia mi reflejo en tu mirada vacilante y veo que en tus ojos, al final, en tus terribles ojos que siempre me hacen caer, no hay espacio para mi irremediable camino.

Y tiendo una mano, siempre te tiendo la mano para que te aferres a mi paso. Pero no quieres caminar, estás cansada creo. Y cansado me siento también. Es cuando el mundo se vuelve dilema y la detonante toma forma de pájaro que vuela alto, muy alto, como para que vos o yo lo podamos alcanzar.

martes, agosto 21, 2012

Giroscopio

Algunas veces me despierto, y siento ganas irremediables de buscar tu boca. De tantear en la oscuridad por tu hombro, deseando refugiarme en tu aroma.

Hay noches en las que sufro esa extraña enfermedad que lleva tu nombre, una enfermedad cruel que no me deja dormir tranquilo. Son esas noches en las que tu solo recuerdo es un alivio, y la seguridad de tenerte cerca al día siguiente se convierte en bendición.

Como con el giroscopio que encontré anoche en mi baúl rojo, aún no comprendo bien las misteriosas fuerzas que trabajan en silencio.

viernes, agosto 03, 2012

Hiperbólica

Algunas veces es como esas historias que una vez nos contaron o que vimos pasar en la pantalla del cine. Una de esas historias que cuando se están acabando, vuelven como por encanto a la mitad.

Y otras veces, simplemente siento que me hago viejo muy rápidamente. Y me da por quedarme mirando al vacío, sin querer pensar o sentir absolutamente nada. Y hasta soy capaz de dormir pesadamente, un sueño viscoso.

Y luego, la duda. La duda eterna, la recurrente. Y me llama por teléfono un amigo y me hace un par de preguntas. Respondo mecánicamente, y olvido la conversación.

Y vuelvo al vértigo constante de la incertidumbre. Y es en esa etapa donde se resume la vida, donde se resume mi vida: el vértigo.

domingo, julio 15, 2012

Introspección I

El buen cine,
el amor a coleccionar libros,
el whisky malo
y la pasión por las noches frías.

La comida que se recalienta,
el viejo truco del silencio-no-aprendido,
el viaje de las sonrisas furtivas
y el remordimiento constante de una vida irresponsable
pero llena de compromisos.

Las manos que dejé
colgadas en tantas paredes,
los abrazos que cuestan apagar
como las brasas de este tabaco barato.

La obsesión por los recuerdos,
por coleccionar alguna ayuda para no olvidar;
las muchas cosas que he olvidado 
y me asaltan en un sueño.

El reloj de la pared que me mira
de reojo,
saludando cada noche
con la misma hora inconclusa.

El silencio otra vez,
siempre el silencio,
la recurrente palabra,
la memoria que se trastoca.

La rebeldía, el fondo y la forma;
y en la última estación del viaje
se dibuja la esperanza, la utopía,
la extraña figura que toma el amor.
Incomprensible, ermitaño a veces,
errado en apariencia, "simpático" quizá.

Y es todo eso,
lo que me ha hecho ser
este hombre en suspendido,
en búsqueda constante, caminante pues.
Es todo esto, en principio,
pero nunca en final.

domingo, julio 08, 2012

95

Me gusta cuando te reto, y te inventás una metáfora nueva para descifrar. Sentarme a desgranar palabras que casi pueden traerme el sabor de tu beso.

Me gusta la sensación a triunfo que en mí has logrado, esa manera de sentirme embriagado de vivir. Me gusta, sin dudarlo, la locura de encontrarte a deshoras en la soledad, de mirarte así de cerca, y que tus ojos brillen al rodar las palabras.

Me gusta disfrazarme de absurdo desconocido, aunque más me gusta tomar tu mano por la plaza, y entre las palomas y los músicos, tenerte lo más cerca, aquí contra mi pecho.

Me gusta, no lo puedo negar, cuando me retás a que no diga nada o mejor aún, cuando me has retado a hacer público un simple corazón. Me gusta el juego de tus labios (no saqués la lengua en público, porque nos podés meter en un problema).

Me gusta cuando tengo que regresar solo a mi casa, viajando distraído por la ventana del autobús, pero vuelvo la cabeza de pronto y descubro -grata sorpresa- que en el hombro de mi abrigo se quedó tu olor. Y me lleno de sensaciones nuevamente, y me dan terribles ganas de regresar.

Me gusta el café, el té y los helados. Pero más me gustaría verte despertar una mañana, sin prisa, sin relojes tiranos, ni asuntos de cada cual por atender. Enredarme nuevamente con calma en tu cabello y desayunar más besos y menos pan.

Me gustaría, en fin, algunas cosas más. Pero lo importante es que tienes tiempo y yo ganas de caminar.

viernes, julio 06, 2012

Dimelo en la plaza

Mirá, no sé si sabés que es sólo una cuestión de actitud. Bien, superada la discusión, entonces. O al menos eso creo.

Pero lo que sí es el colmo, es que todo es más sencillo de lo que parece. Sin embargo, a veces se ve más complicado. Es cuando las sospechas de crímenes, estafas y sicarios vienen a colación. Y nuevamente debo resaltar que "no entiendo el móvil del crimen a menos que sea pasional".

En fin, lo importante es saber que la diplomacia es un juego que se maneja alejado a la superstición, porque el universo ya encontró su partícula esencial. Y no me refiero a las noticias recientes, sino a las que conocemos hace más de 20 años atrás.

Debo añadir -y no te hablo a vos, amor-, que los idealistas nunca tuvieron la razón al analizar que las cosas tienen movimiento.

Hacerlo todo, sin importar lo que los sicofantes griten en las plazas.

lunes, julio 02, 2012

La piedra en el rio

Otros días, me imagino esperando la llamada del director de la orquesta: -Oye Carlos, ya está listo el círculo.

Desde luego despierto y me doy cuenta que todo fue una promesa, de esas de mentiras, como cuando alguien lanza la piedra al rio para saber qué tan profundo es el paso.

Lo más interesante de todo es comprender que -aunque no sea exclusiva- en el toque de queda la soledad encaja tristemente bien.

lunes, junio 18, 2012

Confesiones de un día violento

Debo admitir que en los últimos días ando un poco violento. Es más, tanta es mi violencia que soy capaz de comprar galletas con figuras de patitos y le como sólo la cabeza.

Así de cruel puedo ser.

jueves, junio 14, 2012

En el círculo

¡Rompeme el pecho con tu espuma!
Dale, vení y estrellá ese silencio
contra los círculos desterrados
que dibujaron los eclipses, el azar.

Dejá el abrigo sobre el asiento,
que incendiar los bosques
no es tan grave como la vez
que nos dejamos soñar en tono azul.

Buscame en la tarde, si querés,
estaré donde siempre he estado:
derrumbando castillos,
con la única promesa
del nuevo mundo
que mis dedos te pueden construir.

sábado, abril 28, 2012

Fugaz

Como una luz fugaz,
en el centro de la habitación.
El mundo se detiene por un instante
y yo me quedo imaginando,
descifrando las siluetas iluminadas.

Vos te vas,
de nuevo la oscuridad lo cubre todo,
y yo,
sigo imaginando, pensando,
disfrutando el pensarte
como en aquel sueño.

La sensación en los labios,
el calor del abrazo
y tu nombre dentro del pecho.

Vos te vas,
como siempre,
nunca en algún sitio, siempre de paso,
y yo a la espera
del momento en que los sueños
sean lo que deben ser.

martes, abril 24, 2012

Bestiario personal I

I
Hay tres o cuatro cosas que nunca le he dicho a nadie. Hay otras dos que sólo le he dicho a dos personas. Hay otras que ni yo mismo quiero pensarlas, por miedo.

II
Siempre seguí siendo un soñador, aunque no lo quiera admitir. Paso horas enteras soñando, mientras finjo que "estoy pensando en cosas importantes". Pero la verdad, estoy perdido en las fantasías propias y ajenas. Por dentro, sonrío.

III
No lo sabrás nunca, posiblemente. Pero hay como dos libros, entre todos, que me han cambiado la vida. No para bien, puede ser. Pero sí me describieron sus personajes, con amargo placer. Así, fracasado.

IV
A veces, creo que es evidente. Otras veces estoy casi convencido que soy una genialidad de actor, o al menos que con los años uno aprende a aparentar como un dios. Pero la verdad, es que soy el mismo chico tímido que nunca pudo decir palabra no ensayada en público. La torpeza, esa torpeza, la social, es terrible.

V
Existen un par de miedos que nunca pude dejar atrás. En el transcurrir de la melancólica vida, los fui sorteando de manera un poco simpática (sólo por decirlo de alguna manera). Pero a veces a uno se le acaba la suerte y toca encontrar una salida. Ahí es cuando se descubre que no se puede apostar la vida a las casualidades.

domingo, abril 22, 2012

Soñar

A veces siento que voy a estallar. No estallar en llanto, ni en "estrés"; tampoco estallar de locura (bueno, eso depende de la perspectiva con que se mire, claro está). Sino que creo que voy a estallar en sueños, en frases sueltas, en historias, en poesías-mal-logradas. Puedo estallar en una canción o tres, quizá hasta en una sinfonía, porque la siento aquí adentro, en un movimiento que va así: "ta, tarará, tara, taaaaa...".

Puedo estallar, créeme, claro que puedo. Pero esas veces, cuando siento que voy estallar, huyo de cualquier encuentro que pueda ser detonante: busco una banca en la esquina de un parque o me instalo en una habitación vacía o me siento en el último asiento del autobús. Y entonces, ahí, en ese diminuto mundo aparte de todo, escribo dos o tres notas, hago cinco garabatos y me dejo soñar.

A veces creo que voy a estallar. Y hoy, es una de esas ocasiones.

viernes, abril 20, 2012

86 Náuseas

No hay nada como esperarte,
así,
al acecho, desde aquí.
Con la ansiedad comiendo por dentro,
con deliciosas náuseas,
con peligrosas sonrisas
solitarias.

Nada como esperarte,
así,
hermosa. Negada.

85

Lo admito,
esto me sucede por lo menos cada dos años.

A veces, menos, pero es normal. Mañana, el circo, la lluvia y el llanto.
Luego, la noches, las ansias, la sonrisa sin razón.

Y de nuevo, ella:
la incierta figura de ella.

Sombra pues, o una silla vacía.
Pero es ella, claramente.
O al menos estará claro hasta que salga el sol.

En fin,
hay que admitirlo.
Viajar en autobús ya no es lo mismo.

sábado, abril 07, 2012

La dirección del viento

Con permiso... Gracias.
___________________

Hace unos años éramos muchos, los que veían la página en blanco o el cursor parpadeando a la espera. Hace unos años, nos buscábamos con ansias, así de página en página. "Excelente amigo, mirá este que es nuevo".

Hace unas semanas he visitado viejos lugares, lindos altares que hoy son ruinas derrotadas por el tiempo, sitios hermosos conquistados por la maleza. Los he vuelto a visitar en el afán de saberme un sobreviviente y de querer ver a los amigos en pie. Hoy sólo quedan las muestras de afectos pasados, un pasado que parece vivir sólo de recuerdos.

Si la humilde afición por soltar cada noche lo que llevamos dentro del pecho, es más fuerte que el reconocer nuestras carencias, he de suponer que las sombras de lo que fuimos deben deambular por ahí, igual que yo hoy floto a la deriva. ¿Dónde están, pues, aquéllos compañeros que navegaron en sus barcas junto a la mía? ¿Fueron derrotados igual que yo por el cambio del viento? ¿Volverán a lanzarse al agua o sólo se quedaron mirando la vida en 140 caracteres?

A los que vivieron esa época, y hoy se sientan en una playa lejana a mirar (imagino que con tristeza) el mar. A ellos, este breve recuerdo.

miércoles, abril 04, 2012

Infinitos 83

Una licencia, no tan poética.
__________________

Dejame que te lea,
que me pueda ver en la oscuridad
de tus ojos.

Dejame perderme en la plenitud
de tus sueños,
en el silencio duro
de tus pasos.

Desearía tantas horas
admirando la basta aurora
de tus manos,
que en fugaces segundos
disfruto con disimulo malogrado
mientras piensas en la ignominia del fracaso.

Dejame vivir un par de segundos,
ese leve instante, el diminuto espacio
de sentirme enorme
ante el destino, ante las fuerzas contradictorias
que te atan al camino.

Y luego podrás,
esta noche -como todas las noches-
volver a la espera de la esfera
infinita,
que sonreirá de nuevo
al llegar la madrugada...

sábado, marzo 31, 2012

Silencio

El perfume de su cuello
el abrigo de sus manos.

El refugio de su beso
el silencio del desterrado.

Y al final
nada más que una nota
que reivindica un hasta-luego
una corrección a lápiz
un dibujo de un adiós.

domingo, marzo 18, 2012

81

¿Te acordás
cuando teníamos noches enteras
para poder tirarnos al pie de la ventana
y mirar hacia el cielo,
buscar estrellas y dibujar
una luna en la que pudiéramos creer
-porque nosotros tenemos la curiosa libertad
de no creer en nada, en nadie-?

¿Te acordás lo que era
pasar una tarde entera sonriendo,
jugando a juntar nuestras narices,
o jugando a lo de tus pies fríos
bajo las sábanas,
vos y yo dando vueltas en la pequeña cama,
mientras el mundo se caía a pedazos?

¿Te acordás,
igual que yo,
de las ganas enormes de tirarnos al vacío
y que importe nada más que sentir tu mano
o pronunciar tu nombre?

¿Te acordás que cada noche,
cada día era un reto estar juntos,
era un reto sonreir, era un reto no llorar?

¿Te acordás de cada una de estas cosas,
te acordás de mí?
O simplemente hacés
lo que yo hago:
prefiero no pensar en este momento,
no pensar en el pasado
y no se diga siquiera pensar en mañana
-porque eso es pecado mortal-.

Sin embargo,
mantengo la esperanza de que tengas
lindos recuerdos que te reconforten,
así como a mí a veces -algunas veces-
me es fácil recordar con una sonrisa
sin sentir el pecho apretado
y algo gris frente mis ojos.

sábado, marzo 10, 2012

80 - De madrugada

Se necesita de fondo, música de algún buen tango...
__________________


Cinco meses desde que en un rincón
de mi habitación me mira
con desconfianza sufrida
un ingrato placer.

Con mirada furtiva
en silencio me amenaza
una tristeza escondida
de desea causar la muerte de una vez.

En silencio y decidida
la fría noche me persigue
para mostrarme los recuerdos
que me hagan enloquecer.

Tantos años compartiendo sueños,
riendo y dejándonos vivir,
hasta que una noche desdichada
un malévolo sueño irrumpió
el descanso, premonición
de todo lo que esa tarde sucedió.

Desde entonces ya no duermo,
ya no sueño y ya no espero.
Prefiero en la madrugada
salir a buscar,
lo que nunca he perdido
porque lo que tuve
sé que no lo voy a encontrar.

martes, marzo 06, 2012

Apoyo

-Carlos, ¡no puede ser! ¿Y ahora que hacemos con vos?
-Adrianita, no sé pero así es esto...
-Bueno, por lo menos ahora podés leer las Tesis de Pulacayo, para que te entretengás...

Nunca falta encontrar un apoyo incondicional que hable en los mismos términos en que se busca. Algunos le llaman "la enfermedad", yo diría que es un código.

viernes, marzo 02, 2012

78 - Intitulado 6

¿Quién nos entenderá?
Cuando vos buscás la sal,
sentada en la arena mirando
la melancólica pena que arrastra el mar;
yo me siento con el vino y la sonrisa puesta
como invitado en una mesa
que no te contaré.

Mientras vos andás delirante
fresca y repartiendo tu alegría,
yo me voy a buscar por la ciudad
una sonrisa ajena
que sea capaz de traer abrigo
en este olvido.

Y sin embargo,
te busco y me buscás.
De alguna forma extraña forma
el ritual nos ha enseñado a levantar murallas
que nos ahoguen,
para después recibir una tenue brisa
de tu boca.

Pero detrás de las paredes,
detrás de estos muros,
la interrogante se erige como algo más aterrador,
como algo que se esconde pero se intuye,
como lo que no queremos conocer.

Te recuerdo, me recordás.
Estamos a un metro de distancia, mirándonos,
recostados en la alfombra soñando mundos paralelos.
Ahora estamos en la luna, mirando una estrella cercana
queriendo construir un nuevo mundo.

Pero ya te has ido,
ya nos estás en la alfombra,
ya no estás detrás de la pared,
ya no estás en el silencio
cómplice de la nostalgia.
Te has ido y yo también,
y lo que hemos dejado atrás
son fragmentos de algo
que nadie sabrá cómo recomponer,
cómo volver a armar.

Después del silencio,
después de la ausencia,
después de alfombra,
de los brazos, del ovido,
después de los sueños,
de la nostalgia, de la sonrisa ajena,
de mi voz callándose a pocos,
¿Quién nos entenderá?

miércoles, febrero 29, 2012

De mi deseo y pedro guerra

Si alguna vez he deseado ser músico,
es para poder escribirte una canción como esta:

Te seguiré hasta el final
te buscaré en todas partes
bajo la luz y las sombras
y en los dibujos del aire

Te seguiré hasta el final
te pediré de rodillas
que te desnudes amor
te mostraré mis heridas

Y con las luces del alba
antes que tú te despiertes
se hará ceniza el deseo
me marcharé para siempre

Te seguiré hasta el final
entre los musgos del bosque
te pediré tantas veces
que hagamos nuestra la noche

Te seguiré hasta el final
con el tesón del acero
te buscaré por la lluvia
para mojarme en tu beso

Y con las luces del alba
antes que tú te despiertes
se hará ceniza el deseo
me marcharé para siempre
y cuando todo se acabe
y se hagan polvo las alas
no habré sabido por qué
me he vuelto loco por nada

Te seguiré hasta el final
por la escalera del viento
para rogarte, por Dios
que me hagas sitio en tus besos

Y con las luces del alba
antes que tú te despiertes
se hará ceniza el deseo
me marcharé para siempre
y cuando todo se acabe
y se hagan polvo las alas
no habré sabido por qué
me he vuelto loco por nada

Y con las luces del alba
antes que tú te despiertes
se hará ceniza el deseo
me marcharé para siempre
y cuando todo se acabe
y se hagan polvo las alas
no habré sabido por qué
me he vuelto loco por nada.

(Pedro Guerra)

El que esté libre de deseo, que tire la primera piedra...

lunes, febrero 27, 2012

Confesiones de verano II:

He de admitirlo:
me gusta mirarte así,
inquieta, nerviosa.

Me gusta buscar un tema para hablar,
me gusta esto. He de admitirlo.

Sé que no hay pretextos, ni ambiciones.
No puedo forjar sueños
donde no hay siquiera esperanzas.

Pero me gusta verte así,
evidentemente inquieta.
Aunque sólo sea
por el reflejo de mi mirada.

lunes, febrero 20, 2012

Una noche de verano

Te imagino ahí, nuevamente.
En ese sillón, con los pies recogidos,
balanceando la copa, en la copa el vino,
en el vino esa noche.

Te imagino ahí,
nuevamente,
sentada en mi sala.
Cómo siempre soñé,
cómo nunca me atreví a imaginar.

Te recuerdo ahí,
lo Beatles ruedan en el disco,
el vino se acaba y la noche también.

Ahí, otra vez quisiera que estés,
y no lo harás.
Eso no hace falta que lo mencionés.

Te imagino aquí,
nuevamente.
Te imagino aquí,
con eso basta.

CDV

sábado, enero 07, 2012

Algunas reglas de convivencia vecinal

Siempre los vecinos!!!
En estos rumbos no podemos vivir sin tener vecinos, y siempre son un mundo de historias aún cuando no los conozcamos. Hoy un amigo me contaba su historia reciente, y me recordó que todos hemos tenido que escuchar las aventuras que no nos dejan dormir... cuando se vive de pared de por medio, por lo menos baje el colchón al piso.

Gritos, los vecinos siempre gritan, es como un requisito para vivir en espacios pequeños, apartamentos pegadítos y nada aislantes de sonido. Algunos gritos de placer que nos desvelan cuando necesitamos madrugar, otros los típicos gritos de los vecinos que no saben conversar si no es 20 decibeles arriba.

Y nunca falta: El equipo de sonido a todo volumen, con la peor música que se les pueda ocurrir. Es otro requisito, los vecinos se acomodan de la forma que la música que les guste a unos sea detestable para el otro.

Hemos de recordar además, que siempre de cada 10 vecinos, debe haber como mínimo una vecina que nos  mueva el piso. Es otra regla, sino se cumple se hace una asamblea distrital para reorganizar el barrio. Ah y siempre hay como mínimo 1 vecino que maltrate a su perro y 1 señora (conozco un caso excepcional de dos "señoritas") que es "la señora de los perros (o gatos, o pericos)" del barrio, o sea la del pequeño zoológico.

Siempre me he preguntado qué pensarán mis vecinos de mí. Todos deberían preguntarse eso, porque siempre uno tiene toda una caracterización de los vecinos, inevitablemente, es otro requisito de la sana convivencia. De los ruidos que salen de tu apartamento te diré quien eres, como el futbolista que vivía en el apartamento de arriba, yo juraba andaba en zapatos de tacón alto todo el día. Aunque en realidad la otra regla de la convivencia, es que ese "quien eres" nunca se le dice de frente al vecino o vecina. Eso violaría todo los principios éticos y morales del alquiler. Por eso mismo, uno siempre se pregunta; ¿Qué demonios prensarán mis vecinos de mí? ¿Será lo que yo pienso de ellos? Malditos chismosos desgraciados, entonces.... (Disculpen el arrebato).

sábado, diciembre 17, 2011

Perdonen a este viejo, perdonen...

Favor no te molestes en saber que este espacio para rendirte homenaje existe...
pero aún así,
quizá no estés nunca por este mundo,
quizá ni siquiera lo quieras conocer.

Pero aún así, me alegra tu alegría,
la luz en tu ventana,
tu juventud cantando.
Quisiera ser mundo del mundo que te arrulla,
por favor no te molestes,
en abrir la puerta -no hace falta-
por favor, ya me estoy yendo,
sólamente dejáme entrar y mirarte con la ternura
de quien ya no tiene nada que perder y mucha felicidad que entregar.

Porque los sueños e ilusiones son lo que nos quedan a los que
de todas formas nos alegramos con la yuca y papas para la subsistencia.

Descuida, por favor, no te levantés de la mesa,
porque la tristeza pronto se va.
Mi bombilla verde se oxidó,
y vos seguís cantando tan tierna,
girando en el centro de la guitarra,
mientras yo te miro de reojo en el eje de un rabo de nube...

CDV.

domingo, diciembre 04, 2011

XXXIX

Lo he buscado tanto, que es pero no me culpen por publicar algo que no escribí yo...
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XXXIX
Lo que el salvaje que con su torpe mano
hace del tronco asu capricho un dios,
y luego ante su obra se arrodilla
eso hicimos tú y yo.

Dimos formas reales a un fantasma,
de la mente ridícula invención
y hecho el ídolo ya sacrificamos
en su altar nuestro amor.

(Gustavo Adolfo Bécquer)

Entendimiento

¡Ahora entiendo!
No es quién te entiende.
no es quien sabe qué tenés que hacer.
No es quien te aconseja,
sino que por el contrario,
quién mejor sabe como hacerte comprender,
es quién te cuestiona el mundo.

miércoles, noviembre 30, 2011

Lo curioso de estar en la frontera

Cuando era pequeño, siempre soñé con las fronteras, siempre tuve la impresión de estar en una frontera.

Aún recuerdo la primera vez que conocí la frontera de este país, del otro país y del otro que le sigue más al norte. Conocí esa sensación y confirmé que mi corta vida siempre transcurrió en esa dualidad, y aún hoy tengo esa sensación.

Hoy que te reencuentro, me doy cuenta que nunca había sentido esto, nunca había estado en este límite entre las ganas de quedarme y la necesidad de irme. Las ganas de huir y querer que me llames, el orgullo de verte recorrer el mundo a solas y la angustia de querer que me necesites.

Es curioso estar en la frontera entre las etapas de la vida, siempre serán curiosas las fronteras. Sin embargo, quisiera de una vez por todas saber dónde está mi casa, de qué lado me debería quedar, porque vivir así no me ha dejado conciliar el sueño.

martes, noviembre 29, 2011

El encargo

Necesito dibujar niños alegres,
madres libres y puentes hechos de hamaca,
que se mueven al ritmo del riachuelo.

Me han pedido un laberinto de sueños,
un pequeño espacio para colorear con la alegría
de la infancia.

Pero esta noche,
sólo esta noche
(al igual que me lo repito cada noche),
tomo el lápiz para salir del encargo
y sólo puedo hacer rayones
que me saben a tí.

CDV

domingo, noviembre 27, 2011

Otro acto de este cuento, otra historia...

Otro acto de este cuento, otra historia, otro viento sopla en el sur...
____________________________

Mariuge reía como loca, disfrutaba la noche entre amigos, cuando no reía a carcajadas sonreía con la conversación como no lo hacía hace 5 años.
Del otro lado del mundo, de la historia, del cuento corto más largo de la historia, Carlitos volvía de la muerte, del funeral, del no-lugar, quemado mil veces por la noche y resucitado otras mil veces por la aurora, quien ya no le contaba las últimas historias del mundo.
En esta zona oscura, es este lugar de tonos marrones, Carlitos se reía hacia afuera sin encontrar la fórmula de la alquimia aprendida para hacer que la risa entre en el alma.
Con los años, Ileana se ha vuelto Aurora, Libertad y finalmente Amaranta, nada nuevo en el desarrollo del cuento.
Hoy, dichosamente Amaranta extiende una mano, pues hasta el marco de la fotografía principal de esta historia se fué el día en que los muebles fueron serruchados.

-Sabés qué, Amaranta, si no fuera por vos, "Charlie no tuvo un detalle, ni Fito un qué necesitas"- dijo Carlitos mirando al vacío con voz apagada.
-¡¿Qué?! No entiendo nada... A mí no me venga con esas varas...
-Jajaja, descuidá Ama, lo que pasa es que después del tercer Vodka me da por hablar así...

Mientras tanto, el recuerdo se hace más grande, y a pesar de estar en otros asuntos, no puedo dejar de pensar en esta historia como el cuento más largo; no puedo dejar de buscar tus fotos entre mis cosas, no puedo evitar dejar morir a Carlitos para resucitarlo cada cierto tiempo.

CDV

jueves, noviembre 24, 2011

Intitulado 5

Y sin embargo,
estas son las verdaderas malas horas,
en las que ignoro a tu sombra que no se acostumbra a no recorrer la casa.

Y no resisto la tentación de recorrerla junto a ella,
de sentarnos a conversar sobre las fotos viejas,
de esa maldita afición por retratarte, por disfrutar
tus imágenes.

Y hoy descubro cuántas fotos tuyas
construyen mi camino,
cuántas veces te expuse al lente de mi cámara,
de cualquier cámara,
y descubro que mi afición por las fotografías
no es más que la afición de contemplar el paisaje
sereno de tu sonrisa,
de tus gestos,
de tu boca.

Y sin embargo aún,
no concibo cómo conciliar
esta situación de no quererte cerca,
de no necesitarte ya,
con las ganas de dibujar una vez más tu sonrisa.

miércoles, noviembre 23, 2011

La mala hora

Sí nena, lamento darte la bienvenida.
Ahora, las horas son así.
Descuida, conforme pasan,
uno se acostumbra a no quererlas más.

domingo, noviembre 20, 2011

Retomar ilusiones

Esta noche pido una licencia, para desbocarme hacia una ilusión pasajera, electrónica si se quiere, pero real.
Sí, a vos...
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Si tan sólo...
Ah, que vida esta la mía,
si tan sólo...

Qué te voy a decir, mas que si tan sólo,
hubieran sido tiempos de cantos-caracolas,
de otras utopías, de otras memorias.

Porque no te lo voy a negar,
si la vida consiguiera ser paralela,
en algún universo, en alguna región lejana,
yo quemaría los campos, rompería las puertas,
hoy le sonreiría a la noche,
sólo por vos...

Ah! qué caminos tan extrañamente complicados.
Porque no lo podés negar,
yo he sentido tu aliento cerca de mi mejilla,
te he visto desde la cercanía que sólo se obtiene
con las caderas apretadas.
Ah! qué distinto sería el mundo, el universo.

No lo creás, pero a veces, en lo oculto,
sólo logro tararear "si tuviera 10 años de menos que feliz",
haciendo la salvedad de la cantidad de años...